El pasado martes no acudí a mi trabajo, estuve de huelga. No era una decisión caprichosa y tomada a la ligera, se trataba de llamar la atención de toda la comunidad educativa de las carencias que persisten en nuestros centros de enseñanza. Este no es el lugar para especificar todas las reivindicaciones demandadas con esta protesta ( ver la web intersindical. org para más información), pero me gustaría resaltar que lo que queremos los maestros es que nuestro sistema educativo sea de calidad y que nuestros alumnos sean los auténticos protagonistas de nuestras escuelas - véase Educación para la Ciudadania en inglés ( ! ) - A veces existe la sensación de que como la enseñanza pública es gratuita tiene permiso para ser de baja calidad. Hay que acabar con las carencias de nuestras aulas. En una sociedad moderna y digitalizada no podemos seguir enseñando sólo con papel y tiza. Nuestros hijos viven en un entorno digital y necesitamos escuelas informatizadas y adaptadas a un mundo que, nos guste o no, ha superado la comunicación analógica. La escuela que inaguramos (!) el pasado septiembre todavía pertenece al siglo XX y ya estamos en el siglo XXI.
EL 45% DE LOS PADRES CREE QUE LOS CENTROS EXIGEN POCO A SUS HIJOS
El pasado viernes EL PAÍS analizaba los resultados de una encuesta sobre la actitud de los padres ante la educación de sus hijos. En dicha encuesta aparecen datos como los siguientes:
El 56% de los adultos ayudan a sus hijos con los deberes de manera frecuente.
Un 21.8% afirma que les ayuda con la lección.
El 39% de los padres cree que la información que les proporciona el centro sobre sus hijos es insuficiente.
El 27.3% prefiere que sus hijos tengan mucho tiempo libre mientras el 21.6% opina lo contrario.
Hasta aquí los datos, ahora la reflexión. Parece evidente que los niños que viven en un entorno donde se respira interés por la cultura sacan mejores notas. Por experiencia propia puedo afirmar que los alumnos que han adquirido el hábito de la lectura asimilan mucho mejor cualquier tipo de conocimiento. Ayudar con los deberes a nuestros hijos también es motivador para ellos, pero siempre que no les quitemos la iniciativa porque existe el peligro de que no logren nunca ser autónomos en su trabajo. En cuanto al nivel de exigencia de los centros hacia sus alumnos parece que se va recuperando el valor del esfuerzo como elemento indispensable para que nuestros hijos consigan una educación valiosa. Con la aparición de la ESO durante unos años se perdió el valor del esfuerzo y en consecuencia de las cosas bien hechas; afortunadamente parece que todos estamos comenzando a rectificar. Sería de necios pretender volver al concepto educativo de anteriores generaciones, vivimos en un mundo digital, pero nunca pasará de moda el valor de las cosas bien hechas ni la satisfación que interiormente sentimos ante un trabajo bien hecho al que hemos dedicado todo nuestro esfuerzo e interés.
La película denuncia el enriquecimiento de empresas privadas de seguridad por el miedo al terrorismo
Es curioso que en la era de Internet aparezca una película de periodistas de las de antes. Periodistas comprometidos que se juegan el físico por defender la verdad y denunciar a los poderes corruptos de nuestro mundo globalizado. Resulta preocupante que existan empresas de "seguridad" que se están enriqueciendo a costa de la psicosis del miedo al terrorismo que impera en nuestra sociedad. Hay un diálogo tan esclarecedor como terrible entre un congresista y el dueño de una de estas empresas: - Nosotros reclutamos a nuestro personal de seguridad entre los militares retirados. - O sea, que nosotros los formamos y ustedes los matan. En la película se mencionan cifras mareantes sobre el dinero que gana estas empresas y lo peor de todo es que parece totalmente verosímil que algo así esté sucediendo realmente. Las dos horas largas que dura el film se pasan volando y la química entre los dos periodistas protagonistas funciona, aunque se echa de menos una relación más íntima entre ambos. Russell Crowe, con su desaliño, y Rachel McAdams, con su toque pijo, dan credibilidad a esta pareja en las antípodas del periodismo - él vive tadavía en la era del papel de imprenta, mientras que ella está a la última de la red virtual. Película muy recomendable, ya que si, además de entretener, realiza una denuncia real de los peligros de vivir en un mundo aterrorizado, estamos ante una gran oportunidad de disfrutar del gran cine.
Por su interés reproduzco este artículo de opinión publicado en EL PAÍS el día 14 de abril de 2009 (sección "El Acento")
La evaluación de Primaria de 2007, realizada por un instituto vinculado al Ministerio de Educación, ha revelado que los alumnos de sexto, 11-12 años, tienen complicaciones para aplicar lo que han leído y problemas con la expresión escrita. El estudio, realizado con 9.500 alumnos, no aprueba ni suspende: procura ir más allá, y entender qué es lo que saben de media los estudiantes de esa edad y en qué están fallando. Y fallan en lo que, presuntamente, parece lo más elemental: leer y escribir. La noticia en otros webs webs en español en otros idiomas Les preguntan sobre comprensión literal: van bien; lo hacen para enterarse si relacionan nuevos datos con los que ya conocen: no hay problema; ¿saben sacar conclusiones sobre lo leído?: parece que sí. Patinan cuando les toca ir más lejos y deben asimilar las ideas y organizar la información, cuando deben reelaborar lo que han comprendido, y mostrar si de verdad han sabido leer lo que han leído porque pueden escribirlo. Si captan, por ejemplo, una ironía. Hoy el conflicto se produce en el mundo universitario por el Plan de Bolonia, pero la tragedia está en otra parte. La escuela está fracasando a la hora de transmitir los cimientos sobre lo que se construye todo lo demás. En España los datos son alarmantes -la tasa de fracaso escolar es del 30,8% (el doble de la media de la Unión Europea)-, pero los síntomas de que algo no funciona en la escuela llegan de todas partes. La hipótesis de que la educación generalizada podría contribuir a acortar las diferencias sociales y culturales, al colocar a todos en el mismo lugar de salida, no parece haber sido convalidada por la realidad. La vieja idea ilustrada que prometía un futuro mejor a aquellos que osaran aprender tiene el peligro de irse definitivamente al garete. Porque ahora que todos deben ir a la escuela, resulta que no terminan de aprender ni a leer ni a escribir. Hay seguramente múltiples razones para explicar este lamentable dato. Contra una de ellas resulta particularmente difícil enfrentarse: la educación, la formación, el desafío de saber leer y escribir han perdido prestigio, han perdido glamour. Y lo más complicado de todo es convencer de los bienes de leer y escribir a quienes ya leen y escriben pero ni comprenden, ni reelaboran, ni saben expresarse.
Discópolis ( Jóse Miguel López - Radio 3 ) es siempre una garantía de calidad Escucha su programa dedicado a Mari Trini fallecida el día 7 de abril de 2009.
Reconozco que Almodóvar nunca ha sido santo de mi devoción, desde los tiempos de Pepi, Luci, Boom... me costó entrar en su propuesta epatante. Sin embargo, poco a poco, su cine me ha ido ganando y películas como Qué he hecho yo..., La mala educación o Hable con ella me parecen muy interesantes. LOS ABRAZOS ROTOS propone un cambio en el estilo del cine de Almodovar; es un intento de llenar la pantalla de "glamur" y es ahí donde Almodóvar se queda a mitad de camino.La película ni es almodovarina ni deja de serlo, lo cual descoloca un tanto al seguidor del director manchego. De todas formas la historia propuesta es muy interesante y podía haberlo sido mucho más si no fuera por el excesivo academicismo que transmite. Notables las interpretaciones de Lluis Omar y de Blanca Portillo. Con menos acierto actúan Penélope Cruz y José Luis Gómez. Es curioso, pero el auténtico Almodóvar aparece en los últimos cinco minutos. ¿Puede ser el inicio de su próxima película? Sería un éxito.