Es Málaga. No es La Guerra de las Galaxias (año 2050?). Es una estación de tren. No es un centro de reclutamiento de marcianos (siglo XXII?). Son soldados del ejército, de nuestro ejército. No son robots amenazándonos con armamento láser. Es una tropa en formación luchando contra un enemigo invisible. No es carnaval. Es el coronavirus, un fantasma capaz de paralizar un país, un continente, el mundo entero. Capaz de recordarnos que somos tan frágiles que nuestro sueños pueden quedar atrapados en una tela de araña.