Author: Jose Luis
•lunes, febrero 23, 2009
Resulta curioso que el objetivo de ambas películas sea la búsqueda de lo imposible o, si se quiere, la persecución de un sueño. Benjamin en su lucha contra el tiempo vive a contracorriente de todos los seres humanos, mientras que Jamal intenta salir de su entorno miserable a través de un golpe de suerte que le conduzca hacia el amor de su vida.
En las dos películas se alcanza la utopía, pero el auténtico milagro es que ambas historias sean creíbles para el espectador. Es ahí donde, a mi juicio, el curioso caso de Benjamin Button se impone claramente. Conseguir que una historia tan fantasiosa atrape al público es un prodigio que está al alcance de muy pocos directores de cine. Es ahí donde se demuestra la magia del cine, del de ahora y del de antes, del clásico, del de siempre.
Slumdg Millionaire, sin embargo, no consigue conmover, porque resulta pretenciosa en exceso y demasiado previsible. Es cierto que ya se sabía que Benjamin moriría siendo un bebé, pero ese es su mérito, lograr atraparnos sabiendo el final.

El reparto de los Oscars, conocido hoy, era previsible, está de moda votar por lo aparentemente diferente, pero en este caso yo me quedo con el cine con sabor clásico.

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1 comentarios:

On 2 de marzo de 2009, 14:47 , Anónimo dijo...

yo e visto esta pelicula y esta super chuli